El puerperio, desde el punto de vista médico, corresponde a las 6 semanas posteriores al parto, la conocida “cuarentena”.
Desde el punto de vista psicológico y emocional, esta explicación se queda muy corta.
El puerperio, no es sólo un estado físico de la mujer en el que el su cuerpo cambia, también es un estado de profunda transformación interior.
Lejos de la visión negativa que aún impera sobre la maternidad y que nos hace escuchar cosas como “desde que tiene al bebé, no se concentra”, o “está en Babia, no se entera de nada”, debemos contemplar el puerperio con sana envidia, ya que supone una oportunidad única para que la mujer profundice y sane determinados aspectos de su pasado que quedaron bloqueados.
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El puerperio emocional consta de varias fases:
- La primera, tras el parto, compleja y desestructurada. Las hormonas postparto y el reajuste fisiológico, les suelen crear a las madres cansancio, cierta confusión y desasosiego.
- En la segunda y tercera, a las que me refiero en concreto en este artículo, las madres puérperas, beneficiadas por las hormonas que lleva aparejado la crianza y el amamantamiento (prolactina, oxitocina, endorfinas, etc.), emergen de este estado de confusión con una fuerza y una creatividad extraordinarias.
En mi consulta, he tenido la oportunidad de acompañar a muchas madres que, en pleno puerperio, quieren trabajar ciertas actitudes en las que ven reflejados comportamientos de su madre o de su padre que no desean seguir repitiendo con sus hijos.
Vienen a terapia con un halo especial y una gran determinación. Saben que ellas saldrán beneficiadas de ese proceso, pero que, sobre todo, están liberando a sus hijos de las pesadas cargas familiares que arrastran.
Debo decir, que en todas las ocasiones, el resultado de sus trabajos terapéuticos ha sido espectacular.
La lucidez emocional que les proporciona el puerperio las ayuda a conectar inmediatamente con sus miedos, sus bloqueos, y sus experiencias dolorosas para poder sanarlas.
¿Cuánto dura?
El puerperio emocional no tiene una duración determinada, cada mujer recorre su propio camino y tiene sus propios tiempos.
El puerperio está estrechamente unido a la lactancia materna y a la actitud que tomemos con respecto a la crianza de nuestros hijos.
Una madre apegada, conectada con su bebé, aprovechando todos esos momentos especiales que les brinda dar el pecho puede disfrutar de su puerperio durante todo el tiempo que dure la lactancia.
Si ha aprovechado esos años para trabajar interiormente, la mujer saldrá totalmente renovada de este increíble periodo de su vida.
De hecho, será una persona mucho más madura y, sobre todo, más libre, será, una madre preparada para afrontar y disfrutar, la siguiente fase de la crianza de sus hijos.
Animo a todas las madres a que aprovechen la maravillosa oportunidad que les brindan sus hijos para hacer este camino de introspección y sanación.
Ramón Soler, Psicólogo