“Comparte con tu amigo”, “comparte con tu hermano”, “comparte con la niña que acabas de conocer en el parque”, etc. Estas son frases que podemos escuchar con frecuencia cuando pasamos mucho tiempo entre niños.
Madres y padres, con toda su buena intención, le piden a sus hijos que compartan sus juguetes, sus comidas o sus chuches con otros niños.
Sin embargo, muchas veces estas recomendaciones caen en saco roto, los niños, por lo menos en esos momentos, no desean compartir sus juguetes, sus enseres personales o su comida.
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En estas ocasiones, en vez de enfadarnos y acabar forzándoles a compartir sus juguetes o a ofrecer su comida, tenemos que respetar su decisión y entender que si son objetos suyos, él o ella deben decidir cuándo prestarlo y a quién prestárselo.
Por otra parte, es importante darse cuenta de que los niños muy pequeños, menores de seis años, no están madurativamente preparados para comprender lo que significa compartir.
Para muchos de ellos, sus objetos forman parte de su persona y despojarse de ellos por obligación les resulta muy duro.
Los niños aprenden a compartir, ordenar, leer, escribir, colorear, controlar esfínteres, cuando su cerebro está maduro para comprenderlo (y su cuerpo fisiológicamente para hacerlo).
Todos van a acabar prestando sus juguetes o repartir su comida, pero cuando llegue su momento. No hay que forzarlos a compartir porque ellos llegarán a hacerlo cuando estén preparadas, pero, sí que tienen que ver modelos sanos de niños más mayores que sí comparten y, sobre todo, nosotros mismos mostrar que lo hacemos.
Ramón Soler, Psicólogo