La semana pasada, una madre me hizo la pregunta que da título a este artículo. Lamentablemente, esta es una observación que me hacen con frecuencia las familias con hijos de Altas Capacidades cuando vienen a consulta.
Los padres me cuentan que uno de sus mayores problemas —y, por cierto, no son pocos— es la incomprensión de los adultos a su alrededor (desde maestros a espontáneos o familiares) cuando les comentan que muchas de las peculiaridades de su hija o su hijo se deben a que tiene Altas Capacidades.
Por más que les expliquen que la niña o el niño se aburre y que necesita un estímulo intelectual constante, que necesitan moverse mucho porque son muy enérgicos, que sus cientos de preguntas carecen de malicia o que su mente trabaja de forma diferente a la de otras personas, la mayoría de la gente te mira con escepticismo e incomprensión.
¿Por qué se da esta falta de sensibilidad hacia estas niñas y niños, extremadamente talentosos pero, al mismo tiempo tan intensos y complejos?
Existen muchas respuestas a esta difícil pregunta. A continuación, te comparto algunas de mis conclusiones, basadas en años de experiencia y en lo que la psicología nos enseña sobre estas situaciones.
Estereotipos
En primer lugar, los estereotipos existentes sobre las Altas Capacidades llevan al equívoco. Películas, series, libros o productos culturales presentan a las personas de Altas Capacidades como una especie superhumanos enciclopédicos, ultra rápidos y de inteligencia superior, como si fueran una especie de ChatGPT humanos.
La realidad es que aunque estos niños nacen con un enorme potencial, son igual de niños que los demás y tienen sus mismas necesidades de amor, respeto, cuidado y atención.
Además, no todos son iguales ni tienen los mismos talentos o características; reducir su complejidad a estereotipos produce mucha incomprensión y dolor en los niños en sus familias. Esto lo vemos mucho en el ámbito escolar, cuando los profesores no están preparados para ofrecer a los niños las herramientas educativas que necesitan.
Tener Altas Capacidades no es equivalente a ser robots, ni ordenadores, son personas cargadas de dones, pero también de particularidades y preocupaciones tan intensas, que, a veces, les frena en el desarrollo de todo su potencial.
Rechazo
Por otra parte, pienso que puede molestar las palabras en sí, los términos: términos como "superdotado", "haut potentiel" en francés o gifted en inglés pueden generar reacciones negativas, como sentimiento de inferioridad o rechazo por parte de quienes no se identifican con esas etiquetas. Para muchos adultos, rompe con el orden establecido: ¿cómo una niña o niño, en sus áreas de interés, puede saber más y comprender mejor el conocimiento que muchos adultos?
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Desconocimiento, confusión de diagnóstico
Además, nos enfrentamos a un gran desconocimiento, en parte, también fruto de los estereotipos ya mencionados. Las Altas capacidades no son fácilmente detectables (hay que saber sobre el tema), existe un gran desconocimiento sobre ellas y, además, sus peculiaridades se confunden con frecuencia con precocidad, timidez, mala educación, lentitud, TDAH, TOC, depresión, ansiedad, etc.
Yo no lo veo
A pesar del desconocimiento que existe sobre las altas capacidades, muchas personas, cuando las familias le comentan que sus hijos han sido diagnosticados, les lanzan la típica frase de “yo no lo veo”. En fin, poco puede comentarse sobre todo lo que significa esta desafortunada frase y todo lo que revela sobre la persona que “no lo ve”.
El tener Altas Capacidades no hace que te conviertas en una persona exitosa, equilibrada o feliz. De hecho, en muchos casos, condiciona tu existencia desde la infancia hacia la infelicidad, la ansiedad y el rechazo social. Por ello, resulta de vital importancia que por fin se extienda una sensibilidad social hacia estas niñas y niños y sus peculiaridades. Al igual que cualquier niña o niño, ell@s necesitan comprensión, acompañamiento respetuoso, sensibilidad y el apoyo de todo el mundo.
Crear una sociedad más informada y empática con las Altas Capacidades no solo ayuda a estos niños y niñas, sino que también nos enriquece a todos. Es hora de dejar atrás los prejuicios y estereotipos. Como he comentado más arriba, son igual de niños que los demás y tienen sus mismas necesidades de amor, respeto, cuidado y atención.
Ramón Soler, Psicólogo