Esta semana, estuvimos hablando, en una sesión de la terapia, de la necesidad de conectar con la manera que tienen las niñas y niños más pequeños de vivir la realidad.
De niños, no nos preocupamos por las cosas que consideramos que no son importantes para nosotros.
Por supuesto, que los niños se preocupan, pero la diferencia que presentan con los adultos es que no se preocupan por todo.
Las cosas que no tienen importancia para ellos, sin más, no las tienen. No le dan más vueltas.
Sin embargo, ya de adultos, muchas personas perdemos esta cualidad de enfocarnos en lo trascendente y comenzamos a darle demasiadas vueltas a todo.
![]() |
Podcast Relacionado |
BUSCAR EL EQUILIBRIO
El equilibro lo encontramos en enfocarse y saber reaccionar
Por un lado, tenemos que reconectar con la visión sencilla de nuestra niñez. No nos podemos pasar todo el día preocupados por todo, rumiando y dándole importancia a hechos y acontecimientos que no la tienen.
Por otra parte, esto no quiere decir que “pasemos de todo” y no nos responsabilicemos de nuestro bienestar.
Cuando sea necesario, tenemos que saber reaccionar.
No nos podemos callar a todo, dejar que nos manipulen o se aprovechen de nosotros.
Ramón Soler, Psicólogo