Si tienes hijos, seguro que has vivido regresiones espontáneas a recuerdos que creías olvidados.
Estos recuerdos no necesariamente tienen que ser negativos, también te habrán llegado canciones o nanas que te cantaban cuando eras pequeña y que, ahora, te descubres cantándole a tu bebé o, por ejemplo, puedes haber revivido la alegría de la bicicleta que te regalaron en un cumpleaños.
Curiosamente, he comprobado en terapia que, a medida que los hijos crecen, los recuerdos que vuelven corresponden a la etapa de desarrollo en la que ellos se encuentran.
Los primeros años nos conectan con nuestra etapa de bebé, los 5/6 años nos conectan con recuerdos del colegio y así sucesivamente.
Imagino que éste es un proceso desarrollado por la naturaleza que ayuda a conectar con la forma como nos criaron, para poder criar a nuestros hijos y continuar con el ciclo de la vida.
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La parte buena de todo este proceso es que, si detectas algunas actitudes automáticas que no te gustan, en la crianza de tus hijos, y que asocias con recuerdos propios de cómo te trataban a ti, estás en el momento ideal para cambiarlas y poder romper la cadena.
¿Has tenido alguna de estas regresiones espontáneas a tu infancia?
Me encantaría que me comentaras algún ejemplo que te haya sucedido.
Ramón Soler, Psicólogo