De pequeños, no nos preocupamos por las cosas que consideramos que no son importantes para nosotros.
Por supuesto, que los niños se preocupan, pero la diferencia que presentan con los adultos es que no se preocupan por todo.
En una sesión de esta semana, hablamos justo de esto, de la necesidad de conectar con la manera que tienen las niñas y niños más pequeños de vivir la realidad.
Las cosas que no tienen importancia para ellos, sin más, no las tienen. No le dan más vueltas.
Sin embargo, muchas personas, perdemos esta cualidad de enfocarnos en lo trascendente y, de adultos, comenzamos a darle muchas vueltas a todo.
Perdemos horas rumiando y repasando, una y otra vez, algún acontecimiento sin importancia o alguna idea que no nos beneficia en nada.
![]() |
Artículo relacionado: La maternidad te conecta con recuerdos de tu infancia |
Hoy en día, como adultos, debemos buscar un equilibrio en nuestra vida.
El equilibro está en enfocarse y saber reaccionar.
El equilibro está en enfocarse y saber reaccionar.
Por un lado, tenemos que reconectar con la visión sencilla de nuestra niñez. No nos podemos pasar todo el día preocupados por todo, rumiando y dándole importancia a hechos y acontecimientos que no la tienen.
Por otro lado, esto no quiere decir que “pasemos de todo” y no nos responsabilicemos de nuestro bienestar.
Cuando sea necesario, tenemos que saber reaccionar. No nos podemos callar a todo, dejar que nos manipulen o se aprovechen de nosotros.
¿Qué te parece? ¿Tienes una visión enfocada de la realidad o te preocupas por todo?
Ramón Soler, Psicólogo