Un vínculo afectivo basado en la confianza, el respeto, la reciprocidad y la empatía tiene un efecto positivo muy profundo en nuestra salud física y emocional.
Una relación auténtica, aquella en la que nos sentimos escuchados, valorados y apoyados, puede brindarnos estabilidad, fortaleza y un sentido de pertenencia inigualables.
En este artículo, descubriremos algunas de las claves para construir relaciones saludables y cómo poner estos principios en práctica en tu día a día.
Recuerda, que para que esta amistad sea recíproca y equilibrada, este proceder ha de ir en ambos sentidos: sin abusos, sin toxicidad, sin sumisiones.
1) Sintoniza con la otra persona
Escucha y habla mucho, desde el corazón. Dedica tiempo a escuchar a las personas que amas, sin interrupciones ni distracciones, sin juicios. Interésate por ella, por sus gustos, sus pensamientos, sus emociones, sus sensaciones,sus problemas, sus alegrías. La verdadera conexión comienza cuando sentimos que somos escuchados, comprendidos y valorados por lo que realmente somos, no por lo que se espera que seamos.
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2) Muestra gratitud
Agradece los pequeños gestos y esfuerzos de los demás. Un simple "gracias" puede fortalecer enormemente una relación. Reconocer lo que los demás hacen por nosotros es una forma de comunicar lo importantes que son para nosotros.
3) Resuelve conflictos de manera constructiva
En lugar de evitar los problemas, aborda las diferencias con empatía y disposición para encontrar soluciones. La asertividad es nuestra mejor herramienta en cualquier vínculo emocional.
4) Mantén el contacto
Por muy ocupados que estemos, una llamada rápida, un mensaje o una visita sorpresa pueden mantener vivos los lazos afectivos.
5) Cuida la relación contigo: La conexión con los demás comienza con una relación saludable contigo. Aprende a reconocer tus propias necesidades, a cuidarte y a establecer límites cuando sea necesario.
Cultivar vínculos saludables no solo nos proporciona compañía, amor y apoyo, sino que también nos ofrece estabilidad emocional, fortaleza en momentos difíciles y la oportunidad de compartir nuestras alegrías, penas, anhelos, dudas, etc. con personas a las que realmente le importamos y nos importan.
Estos lazos auténticos, basados en la confianza, el respeto y la empatía, son los que nos nutren y nos permiten vivir de forma estable y equilibrada.
Ramón Soler, Psicólogo