¿Solo usamos el 10% del cerebro? El mito que la ciencia desmiente y cómo la neuroplasticidad puede transformar tu vida

 

Del mito del 10% a un cerebro eficiente: Usamos todo, pero ¿lo hacemos bien?

Uno de los mitos más extendidos, y que persiste a pesar de la evidencia científica, es la idea de que solo utilizamos el 10% de nuestro cerebro. Este mito daría a entender que con el entrenamiento adecuado, una persona podría acceder y desarrollar el 90% restante del potencial de su cerebro, lo que le aportaría enormes ventajas.

El origen del mito

Aunque no se conoce exactamente cómo nació este mito, se cree que pudo surgir de una interpretación errónea de investigaciones neurológicas del siglo XIX. Algunos científicos de la época pensaban que una gran parte del cerebro podría no estar involucrada directamente en funciones conscientes o motoras. Esto dio pie a la idea de que el resto del órgano estaba “inutilizado”.

Lo que dice la ciencia

La neurociencia moderna ha desmentido esta creencia errónea. Gracias a avances tecnológicos como la resonancia magnética funcional (fMRI), sabemos que el cerebro está activo en su totalidad, incluso cuando estamos en reposo. Durante tareas cotidianas o complejas, diferentes áreas trabajan de forma conjunta, mostrando que no existen partes “inactivas”. Incluso durante el sueño, actividades como la consolidación de la memoria y la regulación emocional ponen a trabajar un gran número de áreas cerebrales.

Consecuencias del mito

En el ámbito de la psicología y la neurociencia, es fundamental promover una comprensión basada en evidencias, para que las personas puedan tomar decisiones informadas sobre su salud mental y bienestar.

Aunque podría parecer un concepto inocuo, el mito del 10% puede tener consecuencias negativas como: 

  • Fomenta ideas erróneas sobre el potencial humano.
  • Desinformar sobre el funcionaminto real de nuestro cerebro.
  • Generar la falsa creencia de que no estamos aprovechando nuestra capacidad al máximo.

nuestro cerebro puede cambiar, nosotros también
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Aprender a utilizar nuestro cerebro

La realidad es que el cerebro humano ya está utilizando su capacidad al completo.

Cada región del cerebro cumple una función específica y esencial, desde la regulación de las emociones hasta el análisis complejo necesario para la resolución de problemas.

Además, nuestras capacidades no dependen solo del potencial biológico del cerebro, sino también del medio, las circunstancias, las experiencias vividas y los aprendizajes que hemos tenido a lo largo de nuestra vida.

En lugar de buscar "activar" un porcentaje “apagado” de nuestro cerebro para mejorar nuestras vidas, el reto real está en aprender a cambiar el funcionamiento cerebral, es decir, examinar aquellas ideas erróneas, patrones y mandatos que arrastramos y cambiarlas por unos nuevos, más equilibrados y saludables.

Para aprender a utilizar y modificar los patrones de funcionamiento de nuestro cerebro, la terapia juega un papel clave, proporcionando herramientas prácticas para realizar estos cambios de manera efectiva.

Neuroplasticidad y terapia

Gracias a su neuroplasticidad, el cerebro tiene la capacidad de formar nuevas conexiones neuronales, lo que permite que, con el tiempo y el esfuerzo adecuado, los patrones de pensamiento nocivos (pensamientos recurrentes, catastróficos, autocríticos) sean reemplazados por formas más saludables de percibir el mundo y las relaciones.

A través de la neuroplasticidad, no solo podemos aprender nuevas habilidades o patrones, sino que, con la ayuda de la terapia, podemos reorganizar nuestros pensamientos y emociones para lograr un bienestar más sólido y duradero.

En terapia, este trabajo de reprogramación del cerebro es fundamental. Por un lado, se dejan de reforzar los antiguos patrones cargados de miedos, dolor y baja autoestima. Patrones que causan malestar y desequilibrio emocional y que se manifiestan en forma de ansiedad, estrés, inseguridades, fobias, miedos, etc.

Por otro, se fortalece el camino de la seguridad y la confianza, se fomenta una nueva forma de interpretar el mundo exterior y las relaciones personales. Esta vez, desde la autoconfianza, el autocuidado, y una autoestima sólida y equilibrada.

Además de mejorar la autoestima y la autoconfianza, este proceso de reprogramación cerebral fortalece el bienestar emocional, ayudando a las personas a afrontar de manera más sólida los desafíos de la vida y a regular sus emociones de forma más equilibrada.

La neurociencia ha demostrado que no utilizamos el 10% de la capacidad de nuestro cerebro, sino el 100%. En lugar de buscar "activar" un porcentaje apagado de nuestro cerebro, el reto real está en aprender a cambiar los patrones mentales y emocionales perjudiciales que han quedado grabados por experiencias pasadas, y que la terapia puede ayudar a transformar.

Si sientes que algunos patrones o ideas limitantes te están perjudicando, tal vez sea el momento de descubrir todo lo que eres capaz de lograr reprogramando tu cerebro.

Ramón Soler, Psicólogo 

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